La inteligencia emocional según Goleman es "un conjunto de habilidades que incluyen el autocontrol, entusiasmo, persistencia y habilidad para motivarse a uno mismo".
En otras palabras se trata de controlar los impulsos, regular nuestros estados de ánimo, y no dejar que la aflicción, la ira o una pasión desbordada inunde nuestra habilidad para pensar, empatizar y esperar.
¿Para qué nos sirven las emociones?
Nuestras emociones tienen un extraordinario valor de supervivencia. Son las emociones las que nos permiten enfrentar situaciones realmente difíciles, situaciones que no podrían ser resueltas excusivamente con el intelecto; (por ejemplo el riesgo, las pédidas irreparables, el logro de objetivos, la formación de familias, etectéra).
Cada emoción nos predispone de un modo diferente a la acción, por lo que es importante saber identificar sus signos para controlar nuestra respuesta.
La meditación y otras técnicas psicológicas nos permiten manejar a voluntad nuestra atención y concentración.
Concentrarnos con regularidad regula nuestro estado de ánimo, mejora nuestra productividad y como consecuencia repercute positivamente en nuestra autoestima, además nos hace más fácil la espera y nos ayuda a ser prudentes frente a los problemas cotidianos.
La ira sirve para acometer acciones vigorosas. Aumenta el flujo sanguíneo a las manos y también el ritmo cardíaco, facilitando la defensa y dotándonos de gran energía.
El sentimiento de ternura y satisfacción sexual generan calma, y relajación, facilitando la convivencia.
Arquear las cejas aumenta el campo visual y permite que entre más luz en la retina; lo cual nos permite obtener mayor información sobre un hecho.
El miedo genera que la sangre se retira del rostro, y fluya hacia la musculatura de las piernas, de esta forma se facilita la huída. El cuerpo parece paralizarse para calibrar si ocultarse es la respuesta indicada. Se desencadena un estado de alerta general, fijando la atención en la amenaza, y predisponiéndolo a la acción.
Esta condición proporciona al cuerpo entusiasmo y disponibilidad para enfrentar cualquier tarea y consecución de una amplia variedad de objetivos.
La tristeza nos ayuda a asimilar una pérdida irreparable. Provoca la disminución de la energía, y bajo entusiasmo por actividades vitales. Este encierro introspectivo facilita sopesar las consecuencias de una situación y planificar, cuando la energia retorna, un nuevo comienzo.
Por otro lado las lágrimas contienen analgésicos naturales, que nos ayudan a generar una sensación de alivio y adormecimiento.
La depresión, la violencia y los cambios drásticos de humor son los problemas de control emocional más comunes. Algunos de ellos están relacionados con problemas neurológicos que deben ser tratados psiquiátricamente.
Sin embargo la neuropsicología tiene la capacidad no solo de diagnósticar como debe ser tratado cada caso, sino también de recomendar ejercicios, terapias y hábitos que modifiquen nuestros estímulos emocionales, y generar cambios en nuestro compartamiento y hábitos.
“Si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. En ti se halla oculto el tesoro de los tesoros. Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo”
Frase inscrita en el antiguo templo de Delfos
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